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Mostrando entradas de mayo, 2022

Fotografía filosófica

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Crítica a la clase de Filosofía

  Soy una alumna que cursa la asignatura de Filosofía obligatoria en el primer año de Bachillerato. El año pasado ya la cursé como optativa, y tenía altas expectativas con relación a este año debido a que me gustó el curso pasado. Sin embargo, claramente no es igual, los contenidos y la forma de examinarse cambian bastante. Empezando por el lado malo, que consta de una sola crítica, podría decir que me ha costado un poco adaptarme a la forma del temario de la asignatura. En toda la ESO y en la mayoría de las asignaturas de Bachillerato coger apuntes siempre ha sido algo opcional, porque bastaba con apuntar fechas puntuales y los apuntes te los proporcionaban impresos. Como este año ya no vale con los que te dan los profesores y debes coger tus propios apuntes, se debería hacer hincapié en ello al principio de curso, para que el cambio fuese más progresivo. Es verdad que el temario es más denso y complicado que el año pasado, pero lo he encontrado muy interesante. Parece broma, parece s

¿Existe una felicidad verdadera y una felicidad falsa?

  ¿Qué es la felicidad? ¿Es posible llegar a ella? ¿Quien afirme ser feliz realmente lo será o es simplemente un espejismo de una quimera, algo que todos anhelamos conseguir y que nadie puede lograr? Estas son cuestiones que todos los seres humanos nos planteamos en algún momento de nuestra finita vida. El ejemplo más claro se encuentra en las aulas de los más pequeños, cuando les preguntan qué quieren ser de mayores, y algunos de ellos responden “yo solo quiero ser feliz”. La felicidad no es algo tangible, y por tanto no existe una ciencia exacta para poder medirla. Siguiendo con el ejemplo de los niños, cuando les entregamos algún juguete nuevo, está nevando o incluso al ver a sus personajes favoritos, les preguntamos si son felices y ellos nos responden que sí, porque es verdad, ellos se sienten felices, están experimentando un sentimiento de euforia al realizar una acción que así lo provoca. Pero ¿es esto la auténtica felicidad? Stuart Mill afirmaría que no. Según el, siguiendo el